No obstante, el aprendizaje en torno a este asunto continúa siendo un reto tanto para los padres como para las instituciones educativas. Aunque la educación cívica y la ciudadanía han comenzado a recibir más atención en las aulas, gracias a la inclusión de asignaturas dedicadas en los planes de estudio, la realidad es que estos conceptos aún resultan complicados de transmitir a los jóvenes. Esta dificultad se debe, en gran parte, a un déficit de información que envuelve estos temas.
Abordar el fascinante tema de los derechos y deberes de los niños es como desentrañar un hermoso tapiz de colores y texturas. La clave está en crear un espacio donde su voz resuene en armonía. Utilizar cuentos cautivadores y juegos interactivos puede transformar la conversación en una aventura llena de descubrimiento. Al entender que los derechos son como escudos que los protegen y los deberes como brújulas que guían sus acciones, podemos enseñarles a navegar por el mundo con confianza y responsabilidad. Así, el diálogo se convierte en un puente que une generaciones, fomentando la empatía y el respeto desde la infancia.
Los derechos del niño
El aprecio por la dignidad y los derechos de cada individuo es la piedra angular sobre la cual se construyen la libertad, la justicia y la armonía global. En 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas dio un paso monumental al aprobar la Convención sobre los Derechos del Niño, un documento que consolida los derechos esenciales de la infancia—civiles, políticos, económicos, sociales y culturales—creando un marco jurídico que busca garantizar y salvaguardar el bienestar de todos los niños en el mundo. y libertades sustentadas en cuatro cimientos esenciales:
- No discriminación: Todos los derechos se aplican a todos los niños sin excepción;
- Mejor interés: las decisiones relativas al menor deben tener en cuenta su interés superior;
- Participación: el derecho a expresar libremente su opinión sobre los asuntos que le conciernen y a que esa opinión sea tomada en cuenta;
- Supervivencia y desarrollo: preservar la vida y la calidad de vida, asegurando un desarrollo armonioso en los aspectos físicos, espirituales, psicológicos, morales y sociales.
La necesidad de reconocer estos derechos entre los niños ha llevado al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) a elaborar un documento ilustrativo que presenta objetivamente los derechos de los niños. Este documento puede (y debe) compartirse con los niños, facilitando así la discusión y comprensión de cada uno de los artículos.
7 ideas para fomentar la educación para la ciudadanía en casa
Afortunadamente, existen otras estrategias que todos los tutores pueden seguir para entablar un diálogo sobre cuestiones de ciudadanía de una manera responsable, justa y, por supuesto, accesible. Aquí están nuestras sugerencias:
- Proponer círculos de conversación sobre temas cívicos
El diálogo y el debate son herramientas muy eficaces para generar opiniones y contactar con otras realidades. Este es un buen método para que los niños aprendan a expresar sus propios puntos de vista, desarrollen el pensamiento crítico y respeten con empatía las opiniones de los demás.
- Discutir ejemplos reales en la comunidad.
Fomentar el intercambio de experiencias diarias. El contexto real es la mejor manera de aplicar los conceptos de ciudadanía.
- Crea normas y reglas en casa.
Déle al niño la oportunidad de reflexionar y participar en el proceso de elaboración de reglas. Este proceso les ayudará a comprender no sólo la importancia de sus derechos, sino también la urgencia de sus deberes.
- Fomentar la participación en proyectos comunitarios.
Contribuir a la resolución de un problema es la mejor manera de motivar una postura consciente y el reconocimiento del concepto de agente transformador de la sociedad.
- Trabajar en ciudadanía digital y comportamiento en este entorno
Para una generación nativa digital, temas como acoso cibernético y el respeto entre usuarios sirven de base para poner límites y discutir cómo utilizar los medios digitales de forma informada y respetuosa.
- Enseñarte a reconocer tus errores.
Todo el mundo es susceptible de cometer errores, reconocerlos y evitar repetirlos. Este es un proceso natural que debería motivar a individuos más conscientes a evolucionar y corregir sus comportamientos.
- Dé el ejemplo practicando sus derechos y responsabilidades cívicos.
Discutir los derechos y deberes fundamentales de cada individuo y poner como ejemplo sus actividades. Tu ejemplo, como educador, será fundamental para influir en el niño. Sea amable y tome en consideración sus derechos y responsabilidades y póngalos en práctica.